Hace un tiempo, por casualidad, vi una película que llegó a emocionarme, Slumdog Millionaire, a grosso modo:
La película se basa en la vida de Jamal Malik, quién concursa en quién quiere ser millonario, llega a la última pregunta, y es el chico de los cafés en una empresa de telecomunicaciones, un don nadie que no ha terminado los estudios básicos y ha pasado la mayor parte de su vida intentando sobrevivir robando y demás...
Conforme le formulan las preguntas la película nos cuenta su vida, y cómo sabe la respuestas.
Personalmente lo que más me hizo pensar sobre el principal tema de esta entrada fue un pasaje de su vida, al principio, matan a su madre, Jamal se queda huérfano de padre y madre, solo tiene a su hermano, y a una amiga, también huérfana, y aquí la imagen que no se me olvidará fácilmente, se dedicaron a vivir en un vertedero, ni que decir tiene que en malas condiciones, en una especie de tienda de campaña que a duras penas les protegían del sol y durmiendo en el suelo.
El resto de su vida tampoco tenía desperdicio, poco después fueron "rescatados" del vertedero por unos ganster que los explotarían mendigando. Consiguen huir de esta "mafia" y viven en un tren*, en el que se dedican a comerciar y a roban. Son sorprendidos mientras intentaban robar comida y los tiran literalmente de el tren sobre un terraplen, sobreviven a la caída, y casualmente se encuentran justo en frente del Taj Mahal, donde se dedican a hacer fotos a turistas, a hacer de guías turísticos y, como no, a robar.
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*Jamal y Salim(su hermano) Malik sobre el tren en el que sobrevivían. |
Si estas situaciones, y peores, se repiten en todo el mundo, ¿tenemos derecho a pensar mal de la adopción? Seguramente estareis pensando: valla rollo nos ha soltado este, si antes de leer toda la historia ya estaríais de acuerdo conmigo, pero yo no me refiero a una adopción normal y corriente...
Ahí lo dejo seguramente solo mis amigos y alguien más por ahí lo comprenda.